El Cartero

El Cartero

 

¡Esas carreras de Cruz Orellana!…

“El cartero” pedaleaba duro y parejo repartiendo correspondencia. Iba por la orilla del Parque Forestal y como para cambiar de ritmo, se paró en los pedales, como suelen hacerlo los ciclistas de veras en las carreras de caminos. Fue entonces cuando lo observo un fulano y le gritó: “¡He, cachiporra! ¿Qué te creí Cruz Orellana?”.

Le acertó porque el cartero era Cruz Orellana.

Esto me lo conto Salomón, hermano de Cruz y su historiador. Salomón también era ciclista pero después se dedico a entrenador, nunca pudo alcanzar a su hermano, pero lo admiraba y se sentía orgulloso de él.

Una tarde pedaleaba apresurado rumbo al correo (Correos de Chile) su lugar de trabajo, cuando lo detuvo un policía. Cruz pensó que iba demasiado ligero y que el poli le llamaría la atención. “A lo mejor me lleva preso y es mejor que haga caso”. Se paro en seco y esperó.

“-Oiga – le dijo el carabinero -, me parece que usted es muy bueno para la bicicleta y pasa que en el barrio estamos organizando un club ciclístico. ¿por qué no se dedica a pedalero?. Nosotros podríamos ayudarlo, ¿que le parece?”.

Lo malo era que Cruz Orellana en ese año era campeón de Chile de carretera.

En una vuelta a San Antonio yo les había asegurado a mis amigos que Cruz Orellana los iba a rebanar, que no era carrera esta. En la primera etapa, Cruz llegó en un pelotón y como veinte corredores antes que él. Almorzamos en el puerto y allá me queje:

“-Me está dejando en ridículo, Cruz. Yo había asegurado que ganaría lejos”.

-¿Para que se preocupa? De aquí a Santiago les voy a sacar cinco minutos a todos. ¿No ve que de vuelta es más difícil?.

Y Cruz Orellana llegó a la capital despegado con cinco minutos de ventaja.

Cruz era un hombre para el camino y mientras más difícil éste, mucho mejor. Me acuerdo que en una vuelta que salió de Santiago, fue por la costa hasta Viña del Mar, pasó por San Felipe y agarró al final la cuesta Chacabuco, Cruz no estaba adelante al comenzar la última etapa. Nunca dejamos de charlar antes de la partida y le hice ver que el asunto no se le presentaba muy claro.

cruzOrellana“- Vamos – me dijo -, ¿no ve que después de la cuesta hay un tramo muy recontra malo, lleno de piedras, un verdadero infierno?. Va a ver como me les voy en ese tramo y cuando lleguen los demás a San Eugenio (meta) yo ya me habré duchado y todo”.

Justo como él lo había dicho, ganó la etapa y la prueba sobrado.

Entre Viña y San Felipe había unos caminos infernales. En otra oportunidad yo vi a Cruz pegarse un costalazo feroz al chocar contra una piedra de la ruta. La rueda delantera quedó chueca, a la miseria y él muy magullado y sangrando. No había manera de esperar ayuda y tuvo que trabajar solo, enderezo la rueda, dejando la maquina en buenas condiciones, olvidando los machucones. Esa carrera la ganó de todos modos.

Fallecieron hace años y muy jóvenes los hermanos Orellana, (Salomón y Cruz) pero todavía se les recuerda con cariño. Una vez en una doble Viña – Curicó, charlaba yo con Renato Iturrate, que siempre acompañaba a Exequiel Ramírez quien fue un deportista cabal y de mucho entusiasmo.

«- Oiga, tocayo – le decía -, usted sabe que los viñamarinos corren en equipo, se defienden, se apoyan y quizás por eso nunca dejan de estar en la quemada. Esta prueba es dura, ¿no cree usted que los santiaguinos debieran hacer lo mismo?, yo creo que si usted, Exequiel y Cruz corren en equipo nadie los podrá ganar.

«- Yo pienso igual – me respondió Renato -, pero Exequiel no quiere nada con arreglos. Ya le hablé y me contesto que era mejor así, cada uno para su santo. Que ganara el que tuviera más piernas…»

Para que les voy a contar el resultado, gano de todos modos Cruz Orellana.

Extracto de ppvaz (Bilobicles), sacado de la Revista Estadio, julio de 1973, número 1.564 escrito por Pancho Alsina. Fotografía Pool de Quimantú.