A mi Padre
— 30 agosto, 2013
Tan solo tenía 12 años cuando decidí comenzar en el ciclismo , antes de eso solo acompañaba a mi padre a su negocio de bicicletas sentándome tardes completas a escuchar las anécdotas que contaban, mi papa, mi hermano, tíos y amigos sobre las “CARRERAS EN BICICLETA”
Eran historias llenas de colores, donde la anécdota era más importante que el resultado, donde la competencia era solo el pretexto para juntarse con los amigos. Con esos antecedentes ¡cómo no iba a querer pertenecer a ese mundo!
Insistí bastante a mi papá para que me armara una bici y él siempre con la misma respuesta “No, porque eres muy chico y después no vas a querer ver más la bicicleta” (como me encantaría poder decirle que ya tengo 34 años y lo que más anhelo en la vida es andar en bicicleta) Durante mucho tiempo escuché la misma respuesta, hasta que un día me pide que lo acompañe a comprar unos repuestos. Entre los tantos negocios que visitamos, entramos a un recinto del Comité Olímpico, un lugar lleno de cachureos. Entramos y me presenta a un caballero y le dice “Este es mi hijo chico Don Samuel, por favor mídalo para que termine el marco que le encargue” No lo podía creer era mi marco ¡!! Mi papá me miro sonrió y me dijo “Esta será tu primera bici de ruta, de qué color la quieres? ¡Azul ¡fue lo primero que grite
Fue un día sábado, ya estábamos en verano y, como de costumbre, esos días eran de trabajo y era mi obligación ir al negocio, ayudar y atender al público que entraba a la bicicleteria. Pero ese día fue distinto, entré y todos me miraban, no entendía nada. Mi papa me llama, subo al segundo piso de la tienda, me pasa unas bolsas y bajamos al taller. Ahí estaba la sorpresa era ¡mi bicicleta! Que ¡¡¡ brillaba un azul precioso. Feliz abrazo a mi padre y le doy las gracias. Me regala una tenida de ciclismo, me pide que me la coloque porque íbamos a ir a dar una vuelta, era mi primer entrenamiento en una bicicleta de competición. Salimos los dos, camino a la Merino Benítez y comenzamos a subir. Yo estaba demasiado ansioso, no me doy cuenta y me acerco demasiado a él, enredo mis cables de frenos en su manubrio y PAFF!!! no me di ni cuenta y ya estaba en el suelo todo pelado..jajaja. Mi padre no sabía si pararme o reírse…jajaja Mientras se muere de la risa, me desempolva un poco, me sube a la bici y seguimos. Esa fue la primera lección que me dio “Este deporte es muy duro, te vas a caer muchas veces, siempre tienes que pararte y seguir” Me lo dejo claro el primer día que salí a pedalear con él.
Luego vinieron más entrenamientos, más consejos y muchas más historias que me contaba mientras íbamos pedaleando. Hasta que llegó el día de mi debut, fue un sábado en la mañana Parque O’Higgins Ciclismo para Todos. Muy nervioso me subo al auto de mi tío Pablo, mi papá no quiso acompañarme porque estaba más nervioso que yo. Era a las 10AM y dábamos 5 vueltas. Éramos 10 niños compitiendo, por primera vez en mi vida escuchaba la campana que indicaba la última vuelta. Íbamos 5 juntos, llega el embalaje, hago lo mejor que puedo, terminando 2º. Mi tío Pablo saltaba de felicidad, su sobrino había ganado medalla, fui al pódium por primera vez en mi vida, me pusieron la medalla y no me la quité en todo el día, Pedí que me llevaran al tiro al negocio, sin ni siquiera sacarme las zapatillas de ciclismo. Cuando llegamos, entro todo orgulloso con mi medalla y mi padre me recibe muy contento y me felicita. Luego vinieron más competencias, los primeros triunfos, las primeras derrotas dolorosas, fui creciendo pasando de categorías. Él siempre me acompaño, me alentó y por sobre todo, me dio mucho cariño.
Muchas veces cuando me tocaba viajar fuera de Santiago y mi padre no me acompañaba el rol de guardián lo cumplió mi hermano mayor Michel. Él iba a verme a los hoteles en donde yo alojaba para chequear que no me faltara nada. Te doy las gracias por la preocupación y aprovecho también para agradecer la infinita paciencia de mi madre, ella que siempre nos apoyo, nos regaloneo y aguantó a 3 ciclistas en su casa. Imagínense lo que eso significa 3 hambrientos 3 ciclistas y todos sus amigos. Muchas Gracias Mamá.
En fin, han pasado ya 22 años desde aquella primera carrera y 4 desde que mi papá murió. Como quisiera poder contarle que estos últimos años he competido más que nunca, que he viajado, que he corrido vueltas profesionales, que competí con los hermanos Schleck, con Mancebo, que corrí una vuelta a Brasil, que fui a un campeonato panamericano. No ha pasado un sólo día en que me suba a la bicicleta y no haya querido que él fuera junto a mí. Ahora soy mucho más amigo de mi hermano siempre hablamos de él sobre como nos encantaría que nos viera juntos y que pedaleara con nosotros.
Todo se lo debo a mi padre.
Juan Pablo Pino Zúñiga (Juan Pino Jr)